El presidente andaluz, Juanma Moreno, ha dicho que el detenido en Algeciras por la muerte del sacristán Diego Valencia este miércoles había cambiado de actitud en los últimos tiempos y se había mostrado «más reservado e introspectivo».
Sobre los motivos del atentado, el presidente de la Junta de Andalucía ha señalado que hay que ser prudente en espera de que avance la investigación policial, que ahora se ocupa de revisar los dispositivos informáticos del agresor, la grabación efectuada por cámaras de vídeo y los posibles acompañantes del detenido en los últimos tiempos.
En una entrevista en Televisión Española, Moreno ha dicho que el detenido parece haber tenido un proceso de radicalización y que «había cambiado de actitud en su entorno», y que parece que «un proceso de fanatización le ha llevado a un móvil religioso», si bien ha apuntado que nada de esto está confirmado en espera de los análisis psiquiátricos.
«Desde fuera hay una visión de fanatismo religioso por coincidir con situaciones de terrorismo yihadista que hemos visto en otros lugares de Europa», ha afirmado Moreno, quien ha asegurado que en Andalucía se vive un «estado de shock» por no estar habituados a situaciones de este tipo.
Sobre el expediente de expulsión con el que contaba el detenido, Moreno ha informado que efectivamente carecía de documentación en regla y que estos procesos administrativos, «complejos técnicamente«, se alargan, por lo que ha considerado oportuno repensar toda esa burocracia.
Moreno, que ha asegurado no haber tenido sobre el asunto ningún contacto con el ministro del Interior, ha indicado que «sería prudente y sensato que se diera alguna información más precisa sin interferir en la investigación» al presidente de la Junta, ya que la información de que dispone «es muy escasa y a cuentagotas» a través de los mandos policiales en la provincia de Cádiz.
Moreno, que ayer habló con el hermano del sacristán asesinado, se ha mostrado preocupado por la convivencia, de la que ha dicho que espera, desea y confía que no se vea afectada en Algeciras, ciudad en la que conviven personas de 129 nacionalidades.